MADRE


Ojos que despertaron bajo el alba lucera
Que separó de tu vientre una vida en dos
Que me brindó el calor de tu sangre corriendo por mis venas
Que hizo latir mi corazón con fuerza y valor.

Calor que aún recuerdo cuando acaricio tu piel,
Cuando introduzco mis manos sobre tu suave melena
Cuando sonríes y tu mirada se endulza como la miel
Cuando me abrazas traspasando el alma que a las dos nos queda.

Madre bendita por la felicidad que me has dado
Por calentar el hielo donde  piso y enfriar el suelo abrasado
Por alumbrar mi camino donde nunca me falta tu mano
Por curar mis heridas en cada piedra que no he saltado.

Mi querida madre y la que Dios me ha otorgado
Que digna eres de su bendición y del rosal donde mis palabras te abren las más lindas flores.
Cuanto agradezco tu sincero amor entre  tus cálidos abrazos
con el beso que deja huella reinas hoy con todos los honores.
                                  
                                                                                              Yolanda Iscar.









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